viernes, 24 de mayo de 2013

Corto viaje tras un largo camino

Medalla de Honor de la Villa de Algete al Mérito Social

Hace treinta años trasladé la residencia desde mi Granada del alma a este Madrid, en el centro de la piel de toro. Dejaba atrás muchos recuerdos imborrables, y dejaba en el Camposanto el corazón partido...


Nada vuelve atrás y nadie es dueño de su destino; todo puede ser bueno o malo, mejor o peor, blanco o negro... pero es como es. Siempre he pensado que la senda se abre cada día, con nuevos horizontes, y que también cada día se desdibuja el pasado, se deshilachan los recuerdos, se abren nuevas esperanzas e ilusiones. Y, en ese devenir, cada día guarda una sorpresa, marca un hito, y es un paso hacia la eternidad.

En misiva  del Alcalde-Presidente de Algete (Madrid), Cesáreo de la Puebla de Mesa, que recibía la semana pasada, se transcribía el acuerdo del Pleno municipal, "por unanimidad de todos los grupos municipales", se me otorgaba la "Medalla de Honor de la Villa de Algete al Mérito Social", concedida por la "excelente contribución a la conservación del medio ambiente en el ámbito del agua y la minería"...

No es la primera medalla que recibo pero ya puede ser la última... por ley de vida, y porque inexorablemente el tiempo va arrancando hojas al calendario y pocas, muy pocas, le pueden ya quedar.

Recibir este reconocimiento supone, y lo digo con tremenda sinceridad y humildad, muchos mimos en lo más profundo del corazón, que agradezco a la corporación municipal, y que ofrezco a los 22.000 vecinos que aquí convivimos, en nuestro diario quehacer y afán...

Es reconocimiento de las autoridades de Algete, villa que me acogió y es ofrecimiento a mis vecinos. Si dicen que "nadie es profeta en su tierra", hoy el dicho no se ha cumplido... Es unir en un sólo hacer al medio ambiente, al agua y a la minería, y esa ha sido mi vida, pasión, sueño e ilusión... Es dar nuevos bríos al esfuerzo, es recompensar a muchos desvelos  vividos en lo profundo del alma... Es sentir la necesidad, una vez más, de dar gracias a un Dios amante, que da ciento por uno, y que es siempre compañero y guía en este ya largo peregrinar por las angosturas de la vida...

Y cuando esto ha sucedido, en esta tarde-noche, en el marco de la Sexta Gala Villa de Algete, muchos recuerdos han pasado por mi cabeza; muchas miradas han ido al cielo, por quien desde allí vela; muchos amores se han hecho lágrimas de agradecimiento a quienes aquí me apoyan, en las noches y en los días, en las alegrías y en los desconsuelos (que de todo hay en la viña del señor), y especialmente lo ha sido a Sagrario y a la maravillosa colección de hijos, nietos y hasta biznietos...

Una vez más (y ya son muchas): gracias a quienes permitís  que colabore en vuestros quehaceres, alrededor de la minería, del agua y del medio ambiente, vuestro debería ser este premio.

Como siempre: ¡VA POR USTEDES! y levanto la copa y cierro los ojos para tapar las lágrimas...