sábado, 26 de enero de 2013

Ischigualasto: el Valle de la Luna (San Juan, Argentina)




Uno ha viajado por muchas geografías, se ha curtido bajo muchos soles, ha respirado muchos vientos, se ha enriquecido en muchos paisajes, ha guardado muchos recuerdos,...

Pero Ischigualasto es algo único, diferente e impactante… es un lugar éste que los diagitas, que aquí habitaban, bautizaron con extraño nombre, que no lo es tanto cuando sabemos que, en la denominación quechua con etimología aimara, puede significar: "sitio donde no existe vida" o "lugar de muerte"...


Adentrase en estas tierras, de soledad y de misterio, es vivir un espectáculo en el que con ansias quieres captar en la retina cada ángulo, cada color, cada forma, cada luz y cada sombra.

Sin lugar a dudas, este Valle de la Luna no hubiera podido ser creado por el ingenio humano, ni en los recovecos de la mente, ni en las tortuosidades de los pensamientos, ni en las explosiones de los sueños.

Por eso, al rendir viaje a esta imaginación, sin fronteras, del Divino creador, y al querer verter al papel estos recuerdos, con mayor o menor suerte, los pensamientos se deslizan ágiles, no hay que escarbar en la mente, no hay que desempolvar olvidos...; todo, absolutamente todo, está a flor de piel, tiene inmaculado todo su color sin desteñidos, mantiene incombustibles sus destellos.


¿Por donde empezar, cómo seguir y cuando terminar? ¡Ah! eso es lo difícil, lo imposible, lo inimaginable... Así pues, con las alforjas del recuerdo repletas, sin ataduras al andar, sin cuaderno de ruta, sin índice y sin pauta, comparto hoy los sentimientos nacidos en un destino poco frecuente, inolvidable para un trotamundos que, sin fronteras, goza de este planeta Gaia que, por suerte, nos ha tocado compartir, y que tenemos que conservar como herencia a generaciones y generaciones...


Este Parque se localiza en la Provincia de San Juan, destino al que me han llevado una serie de viajes, por cometidos profesionales y académicos; tierra bien querida y de amistades bien cimentadas; tierra de morfologías variadas; tierra de contrastes climáticos; tierra de ver y siempre volver.

Tierra de descarnada geología, donde la secuencia de la estratificación de aquel Triásico, seco y adusto, de veranos muy calurosos e inviernos muy fríos, está totalmente abierta, en todas sus páginas, para quien quiera pasearse y recrearse en aquel pasado, y especialmente en su Buntsandstein, de areniscas y conglomerados, con todas las tonalidades cromáticas desde el rojo hasta el blanco.

Este periodo geológico, fácil de recordar en sus límites, se inicia hace unos 250 millones de años, tras la extinción masiva de especies en el transito Pérmico-Triásico, y concluye hace apenas 200 millones, para dar paso al Jurásico.


En él se unen las tierras de América y de África y de Europa, sin separatismos desintegradores, para formar el supercontinente al que dimos el nombre de Pangea ("toda la tierra"). Y en esa integración nacen los primeros mamíferos (¿dónde estaríamos nosotros si esto no hubiera acontecido?).



Y, alejados los mares de aquellas extensas tierras emergidas, la erosión acumula sedimentos continentales, tongada a tongada, dando lugar al apile de muchos centenares y centenares de metros de espesor, que se extienden hoy desde la Europa Central hasta las américas, y cuya larga historia está escrita, indeleble, en las páginas de este colosal libro, que son sus estratos.


Aquí nacieron los primeros dinosaurios, primero pequeñitos pero que, a costa de comerse todo lo que había en el supermercado, se hicieron más y más grandes, hasta convertirse en los animales de mayor talla de aquel viejo continente.

Y, devorando todo lo que encuentran a su alrededor, insaciables, hacen desaparecer a muchas especies, hoy guardadas en estos sedimentos, que son inmensos anaqueles  para la ciencia, en la alacena del recuerdo. Menos mal que todavía Adán y Eva no andaban con la hoja de parra, tapando sus "vergüenzas", por el Paraíso terrenal... porque, si por allí hubiesen andado, hoy seríamos simplemente unos fósiles más, en el silencio de los tiempos.


Y es así que aquí, en estos roquedos, se han descifrado muchas páginas de silencio y de soledad, de la historia geológica, tras el hallazgo de buen número de fósiles de dinosaurios y de otros vertebrados, recuperados en muy buen estado de conservación, pero también de una flora fósil que nos permite hablar de sus condiciones climáticas e hídricas, y situarnos en paisajes y entornos de hace tantos millones de años.

Y en este Trías Germánico (Trías Inferior) nacieron estas piedras, todavía sin ser paisaje, porque tenía que transcurrir mucho tiempo, tenían que rugir  las fuerzas telúricas divisorias, que fragmentaron a Gondwana y a Laurasia; tenía que hacer de las suyas la tectónica, con su deriva continental; tenían que elevarse cordilleras y hundirse continentes; tenía que llover para que se erosionaran las rocas y nacieran estas formas inimaginables, pero si explicables, que nos llenan la vista, nos recrean los pensamientos, nos hacen volar las imaginaciones...

Y en este orden desordenado no hemos dicho cómo llegamos hasta aquí...

El viaje se inició en San Juan, siguiendo por interminables carreteras, que nos llevan, en una primera parada, para estirar las piernas entumecidas en el coche, hasta Vallecito, donde miles de personas acuden en peregrinación continua,hasta el santuario de la difunta Correa (en un entrono más de folclore turístico que de lugar de recogimiento).

Aquí muchas tiendas de recuerdos para los visitantes, y asados de chivito para quienes con hambre llegan.

Y ¿quien fue la difunta Correa? Cuenta la historia que Deolinda Correa fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles entre unitarios y federales, obligándole contra su voluntad, a unirse a las montoneras. Deolinda, angustiada por su marido y huyendo de los acosos del comisario del pueblo, decidió salir tras él y, tomando a su hijo lactante, siguió las huellas de la tropa por los desiertos de tierras sanjuaninas, llevando consigo apenas  algunas provisiones de pan, charque y dos chifles de agua. Cuando se terminó el agua, Deolinda estrechó a su pequeño junto a su pecho y se cobijó bajo  la sombra de un algarrobo. Allí encontró la muerte a causa de la sed, el hambre y el agotamiento. Al día siguiente, cuando dos arrieros riojanos, pasaron por el lugar, encontraron el cadáver de Deolinda, con su hijito que seguía vivo, amamantándose de sus pechos, de los cuales aún fluía leche.


Y la etapa termina en el Hotel San Agustín en Valle Fértil, con su amplia panorámica de cerros y llanura, junto a un pequeño lago artificial, creado por una represa.

Buen lugar para el descanso, tras haber surcado el Valle Fértil. Buena estancia para reparar fuerzas, ya casi a las puertas de la provincia de La Rioja.

A la mañana siguiente nos dirigimos a este Valle de la Luna, donde vamos a gozar contemplando y descifrando  la historia geológica.

Aquellos  sedimentos, areniscosos y conglomeráticos, de colores rojizos y pardos,  se formaron por grandes abanicos aluviales desde los piedemonte de las montañas. Y  estos  otros, grises y blanquecinos, de componente areniscosa y arcillosa, un día fueron lechos de ríos y sedimentos finos de llanura, y hoy conforman morfologías laberínticas, imposibles de andar, al ser fáciles de labrar por la erosión hídrica y eólica, y por la gelifracción.

Y, si cambiamos de posición, también contemplaremos los paquetes de areniscas pardas, con niveles de arcillitas y carbón, depositados en lo que fue un gran lago (Ischichuca);… y todo esto con su fauna fósil, guardada con primor durante esos cientos de millones de años…

Porque las sedimentaciones dejaron su nítida impronta, desde aquellas zonas altas, esculpidas por el lento pero implacable efecto del agua, en una acción de arrancar grano a grano, guijarro a guijarro, bloque a bloque, para transportarlos en la arroyada, pendiente abajo por la acción de la gravedad, hasta depositarlos en las áreas más bajas. Y todo ello con una gradación en su granulometría: primero los grandes bloques, luego los cantos rodados, después las gravas y, finalmente las arenas y los limos. Y todo ello con los cambios en las direcciones de la corriente, dando lugar a estratificaciones cruzadas.

Pero éste es un proceso evolutivo que nunca muere, porque cuando la tectónica puso "patas para arriba" a esta acumulación de  sedimentos consolidados, como consecuencia de la orogenia, otra vez el proceso se puso en marcha, como lo vemos hoy en estas descarnadas superficies, presas de nuevo de la erosión, el transporte y la sedimentación, y así en un nunca acabar.

Erosión que es selectiva, al aplicar la ley del mínimo esfuerzo, que la Naturaleza también hace suya.


Los estratos más duros, de material más grueso y más cementado, son más resistentes, mientras que los de grano más fino y arcilloso, con cemento más endeble, son fácil pasto de la erosión hídrica, y también del impacto de los granos de arena y partículas en suspensión y saltación, transportadas por el viento, dando lugar a esas diferencias al esculpir a las rocas... pero no trato de dar aquí ninguna clase de geomorfología. Lo mejor es mirar y recrearse, dejando volar a la imaginación.

Todas estas rocas, en su diferente dureza y cohesión, y en su distinta permeabilidad, han sido sometidas a esos procesos morfogenéticas de erosión hídrica y eólica, pero también de rotura por los hielos (gelifracción), dando lugar a una colección inmensa de formas que la imaginación humana ha dado nombres, como Cerro Morado, el Gusano, Valle Pintado, Cancha de Bochas, el Submarino, la Esfinge, el Hongo, Barrancas Coloradas, y el cierre del gran anfiteatro por ese vertical farallón que es Cerro Colorado…

Adentrarse en este lugar hostil al tiempo que mágico; abrasado por el sol y riguroso en la noche; hostigado por la climatología; sediento por la falta de agua... es entender plenamente porqué ha sido declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el 2000. Y, precisamente por esta circunstancia, fui atendido con la mejor cortesía, aquel 21 de octubre de 2008, al ser el Año del Planeta Tierra, declarado por esta Institución mundial, y en el que tuve la honra de ser elegido Embajador Científico de este evento.

Entre tantas morfologías llama poderosamente la atención esa Cancha de Bolas, en la que parecería que unos legendarios gigantes hubiesen dejado allí aquellos bolos, perfectamente esféricos, tras una partida en esta cancha geológica. ¿Cómo se formaron? ¿Qué guardan en su interior? ¿Qué nos quieren decir? ¿Qué cataclismo los moverá?... En la historia geológica de los tiempos queda mucho por escribir, y es infinito el legajo para descifrar.

Y esta experiencia la he vivido, como tantas otras, en compañía de Sagrario, haciendo suyas mis inquietudes mineras, geológicas, ambientales, hidrológicas…

Otro día hablaré del Parque de Talampaya, al que dedicamos la jornada siguiente, ya en tierras  de La Rioja, impresionante también por sus morfologías, colores, silencios, grandiosidad,… A los trotamundos, que hacemos camino siguiendo la flecha del destino,  no nos faltan horizontes, nos falta tiempo...

Y aquí pongo final a este relato, escrito sin orden ni concierto, sin hoja de ruta, y sin respirar ni tomar aliento entre párrafo y párrafo…






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6 comentarios:

  1. Que buena descripción de lo que es y representa para nosotros, los sanjuaninos, el Valle de la Luna, con todo su significado paleontológico, turístico y científico.
    Te debo mis anécodtas y fotografías querido amigo Rafael, que ya llegarán...
    Un abrazo eterno de amistad incomparable!

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  2. Profesor y, sobre todo, amigo: Tus palabras son aliento, para seguir en este entretenimiento... Volveremos a tus tierras sanjuaninas, si Dios quiere; saborearemos juntos otro gran asado, y planificaremos para el futuro de esta profesión que nos une... ¡Amigos para siempre!

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  3. Maria Alejandra Repetto28 de enero de 2013, 12:20

    Estimado Rafael: Me llena de orgullo leer por primera vez el blog y encontrarme con una publicación de Argentina y específicamente del Valle de la Luna. Lugar que aún no conozco, pero que como geógrafa he estudiado muchas veces por lo que significa. Felicitaciones por este nuevo sitio, me gustaría particpar con mis experiencias en la minería de Argentina y Uruguay, prometo enviar fotos y algún artículo para comentar con todos uds. Un saludo desde Buenos Aires

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  4. Muy apreciada María Alejandra: Es un honor inmenso recibir tu felicitación, más de apreciar por llegar de la tierra hermana Argentina. Ahora esperamos de ti, con todo interés, esa contribución que seguro va a ser muy sabrosa y provechosa. Con todo el afecto desde España

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  5. Respecto a la minería. Hay muchos aspectos para investigar y reflexionar para formular una opinion constructiva, aqui por ejemplo podran encontrar muchos articulos sobre la mineria en San Juan: http://mineriasanjuan.blogspot.com.ar

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  6. Gracias por su porte:sin duda la referencia es interesante. En dicha blog se recogen sobre todo informaciones de prensa, con textos un podo "duros" de leer, lo que se mejoraría si las noticias se viesen ilustradas con imágenes.

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