domingo, 30 de diciembre de 2012

Sueño de sueños


Tuve muy claro, cuando llegó el momento trascendente de elegir carrera, que quería ser minero, y a esa vocación me llevó la espeleología, a través de los espacios subterráneos, labrados por el agua y embellecidos por sus cristalizaciones y espeleoformas, donde tantas interrogantes se abrían tras la exploración de cada nueva cueva o sima...

Había muchos: porqués, cómo, cuándo, dónde... y en los libros y artículos que caían en mis manos, se iban perfilando conocimientos que eran de la geología, la hidrogeología, la geomorfología, la cristalografía, la geoquímica... y, no lo sabía, pero las neuronas se iban impregnando de esas gotas de agua, y de ese microcosmos de la gea, donde el Creador había puesto su mejor saber hacer de artista, y de científico, y de explorador...

Y, sin saberlo, la inquietud por conocer más y más, de aquel estudiante de bachillerato, que apenas era espeleólogo anguila en el Grupo de Espeleólogos Granadinos, me hizo adentrarme en temas apasionantes que conformaron lo que serían ilusiones de saber, deseos de comunicar, problemas a resolver...

Y luego, la vida de ingeniero de minas, me ha llevado a darle muchas vueltas al mundo, viviendo numerosos retos y desafíos, y conociendo a hombres y mujeres de los que he aprendido mucho. Y, en esa perspectiva siempre llena de ilusiones, comencé a tener ¡amigos para siempre!, con los que establecí vínculos de afecto cada vez más consistentes. Eran (mejor dicho: son) amistades que siempre saben que pueden contar conmigo; que siempre se que puedo contar con ellos, estén donde estén y estén con lo que estén.

Y en esos conocimientos, y en esos contactos, fueron apareciendo muchos mineros trotamundos, frecuentemente "egresados" de la Escuela de Minas de Madrid, y muchas veces alejados de esa Alma Mater, en la que aprendimos los rudimentos de lo que nos abriría a la actividad profesional, o científica o académica, o hasta lúdica.

Y al descubrir tantos anhelos comunes, tantas ilusiones paralelas, se perfiló la idea de utilizar las herramientas que nos brinda Internet, para establecer un lugar de encuentro en las galaxias infinitas, un remanso de paz para el "guerrero", un sorbo de ilusión para la conversa...

 


Esto pretende  ser este blog, que nace con ilusión, que evolucionará de acuerdo con nuevas demandas y nuevas iniciativas, y que espera hermanar más y más a cuantos a la minería dedican sus afanes, o con ella se  encuentran ligados, en cualquier lugar del mundo...

Y esto entendiendo la "minería" en el sentido amplio, que abarca a los campos de la Minería, pero también de la Geología, la Geofísica, los Materiales, la Metalurgia, la Mineralurgia, la Energía y el Medio Ambiente...

Y esto para todos aquellos que quieren compartir, desde un planteamiento positivo, vivencias, experiencias, inquietudes y amistad con otros Mining Globetrotters.

En este contexto te invito a compartir lema: ¡Amigos para siempre!, y a hacerlo junto a esa maza y ese marro que conforman el emblema universal de la Minería.

sábado, 29 de diciembre de 2012

La cultura hispano-árabe del agua


الثقافة الإسبانية العربية للماء


Para quien ha nacido en Granada, y ha tenido la dicha de vivir en el recinto de la Alhambra, la cultura del agua se integra en su modo de vida, y hasta debe ser parte importante de su genoma.

Y esa cultura del agua, de la que en los recintos alhambrinos de la Colina Roja hay tantos y tan maravillosos ejemplos, nos llegó a España en buena parte a través del Norte de África, con aquellos pueblos que cruzaron el estrecho Mar Mediterráneo, durante siglos, procedentes de un mundo seco y sediento, donde al agua se la trataba con primor.


Pueblos que nos legaron su saber, su técnica y su experiencia en el manejo de las aguas, sin desperdiciar una gota y apreciándola en todo su valor; pueblos cuidadores de este precioso recurso, que nos trajeron ciencia la cual asimilamos y hasta mejoramos; pueblos que nos dejaron una cultura que va desde los baños árabes, en tantas y tantas ciudades, hasta los riegos en amplias vegas y en estrechos bancales, esculpidos por las laderas de los montes, y hasta el sembrar y cosechar el agua.

Pueblos que nos enseñaron a construir azudes (السدود), y aceñas (الطواحين المائية), y norias (الآبار), y acequias (السواقي), y albercas (البرك), y aljibes (الصهاريج), y hasta castellanizamos sus nombres para hacerlos nuestros, y aprendimos a construir caminos para el agua, que son caminos para el hombre ,y sueños para la esperanza. Y aprendimos a "sembrar agua", que es como sembrar amor, sin saber quienes serán los beneficiarios...

Y aquellos alarifes hicieron música del agua en tantos y tantos jardines-huerto (the sound of water), y nos regalaron el placer de la vista, el del oído, el del tacto, el del sabor placentero…Y así los andalusíes reactualizamos culturas romanas del agua, con ese maridaje que nos legaba el mundo oriental islámico, traedor de riqueza hidráulica en una verdadera revolución verde.Y extendimos aquella cultura por el resto de los territorios del solar hispano y, cuando a América fuimos, la llevamos e hicimos maridaje del mejor manejo del agua con aquellos sabios pueblos quechuas, aimaras, incas, mayas…, con los que fundimos nuestra sangre, nuestro idioma, nuestra cultura y nuestras creencias.
 
Hoy, cuando el saber más se universaliza, cuando la ciencia y la técnica no tienen fronteras, cuando el mundo se hace aldea común y se globaliza, no cabe duda de que España tiene vocación de compartir conocimientos y experiencias y saberes. Y los españoles tenemos especial empeño de hacerlo con tantos pueblos hermanos del otro lado de este Mar Mediterráneo, este Mare Nostrum, que es puente de plata en el que nos abrazamos desde ambas orillas, pero también del otro lado de ese gran charco que es el océano Atlático donde nos hacemos iberoamericanos, que hermanos somos.

Y es así que esta España, que tiene necesidad de hacer el mejor uso del agua, ofrece hoy el saber de sus técnicos, de sus empresas, de sus ingenierías, de sus universidades, en una dinámica innovación… Y con ello ganamos, y mucho, porque compartir es vivir experiencia, y hacerlo con quienes tantos siglos de historia nos unen es, sin duda, el más grato quehacer…

Por eso, nunca nos cansaremos de escuchar el canto del agua (المـــــاء), y siempre soñaremos con dar de beber al sediento, sea su sed de agua, o de saber, o de soñar...