viernes, 15 de marzo de 2013

Pinceladas sobre la personalidad de Rafael Fernández Rubio (1974-84)



Antonio Castillo Martín, CSIC e Instituto del Agua de la Universidad de Granada (1)


Rafael y Antonio Pulido en el palacio de la Madraza
 (ﻣﺩﺭﺴة ), antigua universidad coránica de Granada.
Rafael, y Antonio Pulido, fueron los que dirigieron mis primeros pasos en la hidrogeología, y con ellos mantengo una deuda permanente de gratitud. Con Rafael, mi contacto más intenso se ciñó a poco más de un quinquenio, el periodo comprendido entre 1979 y 1984, año en el que se trasladó desde la Universidad de Granada a la Escuela de Minas de Madrid. En el tiempo que ejerció su magisterio en Granada dejó profunda huella, como lo atestiguan los numerosos discípulos y amigos que cosechó en aquellos años.

En aras a la brevedad voy a trazar solo unas pinceladas de la personalidad de Rafael, repartiéndolas entre cuatro facetas en las que, a mi juicio, destaca especialmente, como son las de maestro, consultor, organizador y escritor, y dejo fuera las de amigo, porque no podría ser imparcial.


Rafael maestro

En su primera época de profesor en la
Universidad de Granada (década de los 70 del
siglo pasado), en la que se le conoció con el
sobrenombre de "El Pájara" (sobran  comentarios).
A Rafael lo recuerdo de mi época de estudiante como un personaje peculiar o incluso raro. A clase acudía pulcramente trajeado (en el campo era otra cosa muy diferente), con una cuidada perilla y tocado con una pajarita. ¡No sabía con quién se las gastaba!. Ir así en una Facultad de Ciencias, cuajada de rebeldes estudiantes (eran los años de la transición), entre los que el desaliño se portaba a gala. Y, claro, le cayó el sobrenombre de El Pájara, con el que todo el mundo lo conocía (y, aún hoy día, se le recuerda cariñosamente), aunque ya nos cuidábamos muy mucho sus alumnos de tratarlo como Don Rafael.


En prácticas de campo con alumnos de la
décimo tercera promoción. Corría el año 1973.
(Foto www.ugr.es/~agcasco/50geougr).
Esa indumentaria tan singular y exquisita era la fachada de un personaje formal y educado.


Gozó del respeto de sus alumnos, a los que siempre se dirigía con el usted, al tiempo que se ganó fama de duro. "Oye; si te coges la Hidro ya tienes de sobra, y prepárate con Don Rafael", decían, con aire de superioridad, los de quinto curso.

Pero en lo que destacaba sobremanera era en su don de excelente comunicador. Sus clases, bien preparadas, eran muy amenas. Y claro, en poco tiempo, uno sentía empatía con ese raro personaje de la Facultad de Ciencias granadina, y terminaba apreciando al profesor y a la asignatura, esa Hidro tan dura según los de quinto, que elegían tantos alumnos de cuarto...




Rafael consultor
Testificación en un sondeo del río Verde
(Almuñécar, Granada).

Solo llegué a compartir con Rafael una docena de trabajos, pero fueron suficientes para comprobar su "raza" y suma habilidad en la tarea de consultor.

Un caso puede valer; supongo que te acordarás Rafael. Corría el año 1981 y fuimos a Lubrín, un pueblecito de la sierra de los Filabres, en Almería. La población se había quedado prácticamente sin agua. La situación era desesperada. Mujeres y hombres hacían colas de horas en una fuentecilla próxima, para llevar en cántaras lo imprescindible para el abasto diario.

Nada más llegar, te tiraste de inmediato al campo como un perro pachón, olfateando cuantas muestras y evidencias se ponían al alcance.

Esa noche, recibimos en la pensión la visita del alcalde y de gente ilustrada en aguas. Pobrecillos, no sabían con quién se las gastaban... Rafael los sometió a un amable, pero implacable interrogatorio sobre aspectos que le interesaban (puntos de agua, usos, cuevas, sumideros, fracturas...).


Rafael, con pantalón vaquero y camisa
desabrochada, junto a un sondeo de
captación, que marcó en la Depresión
de Granada (Los Arenales, 1981).
Cuando nos quedamos solos, a la mortecina luz del salón, desplegó sus inseparables fotos aéreas del "vuelo americano", el estereóscopo, el papel cebolla y empezó a dibujar litologías, fracturas, puntos de agua, etc. Con todo ello, y poco más, elaboró en muy poco tiempo un informe de redacción y limpieza impecables, porque en lo de la presentación siempre fue un poco maniático, con razón. Hay que decir que todo eran esquistos, "feos y malos", pero a la semana ya se había realizado un sondeo y el pueblo contaba con agua potable...

Así como en sus clases iba impecablemente trajeado, como ha quedado dicho, en el campo su aspecto era el de un "rústico". En el papel de consultor, yo lo definiría como un "legionario hidrogeólogo". Creo que eso nadie se lo había dicho antes A mi modo de ver, cumplía a la perfección las normas del cuerpo legionario. A saber, era incansable en el campo, austero y espartano, y se adaptaba a la perfección al terreno, las circunstancias y los medios disponibles (escasos en aquellos lejanos años), al tiempo que le acompañaba la facha, perilla y camisa desabotonada.


Rafael organizador

Rafael en la inauguración del I SIAGA (Palacio
de La Madraza (Granada).
Bueno, que voy a decir, que no sepamos todos los que lo conocemos, de las dotes organizativas de Rafael, al que debemos tantos congresos y reuniones.

Siempre fue un ferviente convencido de la utilidad de estos eventos, tan denostados hoy entre buena parte de la élite y excelencia científica de este país.


Rafael con Jean Pierre Thauvin (ADARO)
y el Prof. Wouter Geinaert (Free University
de Amsterdam).

En mi opinión, aquellas reuniones eran la mejor forma de divulgar y recibir conocimientos científicos. Y algo, más importante aún, que siempre nos remarcaba Rafael, ofrecían una oportunidad única de conocer a nuevos colegas y estrechar lazos de amistad y colaboración, relaciones que a la postre tanto influirían en nuestras vidas personales y profesionales.

Por esa razón, cuidó siempre al detalle las relaciones personales, y especialmente los actos sociales (imprescindibles), con los que sabía lucirse...

No me resisto a dejar este apartado sin aludir a las bolsas y carteras de los congresos de Rafael. Aquellas carteras útiles y, sobre todo, indestructibles (todavía no estaban los chinos), que fueron seña de identidad de los diferentes eventos, y que hoy día aún utilizamos para los menesteres más dispares, algunos casi inconfesables.

Rafael escritor
"Érase un hombre pegado a una pluma:
Rafael Fernández Rubio". Así titulé esta foto en un
artículo sobre Rafael, en la que aparece revisando su
discurso en el IV SIAGA (Almería, 16 /12/1996).

Rafael ha sido siempre un escritor de honda vocación y convicción. Y ahí seguro que tuvo algo que ver la genética, porque su padre, D. Fidel Fernández Martínez, escribió mucho y bien a lo largo de su vida. Una vez leí una biografía suya, creo que escrita por su hijo Francisco Fernández Rubio, y quedé asombrado de la cantidad de artículos científicos (era médico), de prensa y libros, de los temas más variados, que escribió en su relativamente corta existencia. Su libro “Sierra Nevada” es un prodigio descriptivo.

Siempre recordaré a Rafael dictándole escritos a su secretaria Estrella, o con la pluma en la mano dándole forma o corrigiendo artículos, discursos, tesinas, trípticos, lo que tocara. Y ello en los lugares y circunstancias más insospechadas. 

Ya acabo; Rafael, solo me queda por decirte: ¡GRACIAS por tu magisterio y amistad...!



Antonio Castillo Martín (Granada, 1958) es geólogo e investigador en hidrogeología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Actualmente ejerce su trabajo en el Instituto del Agua de la Universidad de Granada. Desde hace unos años viene dedicando gran parte de su actividad a la puesta en valor del patrimonio del agua, y en particular de los manantiales. En clave divulgativa, ha escrito una decena de libros. Los últimos: Manantiales de Andalucia (2008), Lagunas de Sierra Nevada (2009) y La Sierra del Agua (2012). Dirige desde el año 2007 el proyecto "Conoce tus Fuentes" (Junta de Andalucía y Universidad de Granada), una iniciativa de catalogación ciudadana por internet de los manantiales de Andalucía.


acastill@ugr.es


(1) A partir del discurso del autor, en el homenaje a Rafael llevado a cabo en el VI Simposio del Agua en Andalucía (Sevilla, 2 de Junio de 2005)

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