domingo, 22 de septiembre de 2013

Djibouti: país muy singular


Antonio Pulido Bosch, Granada y Almería. Catedrático de Hidrogeología

Desde estas líneas agradezco al profesor Fernández Rubio, Rafael para los amigos, la sugerencia que me brindó, en su momento, de "colgar" algún relato viajero en su interesante blog. Las vacaciones estivales han sido un buen momento para desempolvar algunos recuerdos de mi paso por Yibuti, también escrito de la manera que aparece en el encabezamiento.

La selección del tema viene impuesta por tratarse del blog de una persona que ha recorrido medio mundo, y tampoco es cuestión de hablar de cosas ya muy trilladas.

Se trata de una interesante experiencia, surgida tras la invitación de los profesores de Marsily y Razack, a participar en una reunión internacional organizada por el CERD (Centre d'Études et de Recherches de Djibouti), con el apoyo de la IAH, IAHS, UNESCO, France Cooperation y la Presidencia de la República, sobre Hydrogeology of Volcanic Rocks.

Franja litoral de acumulación de sales.
Asistimos un centenar de personas con predominio de investigadores franceses y de Yibuti, aunque se enviaron 52 trabajos, que cubrían también numerosos a emplazamientos de rocas volcánicas de países como Nigeria, Etiopía, India, Senegal, Benin, Kenia, Camerún y Tanzania. Entre ellos dos trabajos de investigadores españoles.

De entrada tengo que reconocer que muy pocas veces he estado en el acto de apertura, de una reunión científica, con el presidente de un país y numerosos guardias armados en el interior de la sala.

Algunos participantes en la reunión. Entre ellos los
profesores de Marsily, Razack y Gaye. (Foto T. Izquierdo).
La conferencia inaugural estuvo a cargo del profesor de Marsily, cuyo tema versó sobre la dificultad de alimentar a la población mundial del año 2050 y no solo por falta de agua, sino por falta de suelo para cultivar los alimentos necesarios. En su interesante disertación sintetizó el trabajo publicado por la Academia Francesa de las Ciencias, preparado por el Gobierno francés para examinar los principales problemas que afrontará la humanidad, en la segunda mitad del presente siglo, teniendo en cuenta las estimaciones del cambio global, las mega ciudades, los cambios ecosistémicos, la biodiversidad, el eventual deterioro de la calidad de las aguas de consumo humano, y los eventos extraordinarios, entre otros aspectos.

De acuerdo con el tema de la reunión, fue visita obligada el recorrido a varios afloramientos de rocas volcánicas singulares, esencialmente de basaltos de numerosos generaciones, en general con menos de 5 millones de años.

Lago Asalt. La isla de la derecha es la del Diablo.
(Foto: T. Izquierdo).
A destacar, sin duda, el Rift Asal y el lago del mismo nombre, situado a 155 m bajo el nivel del mar, en el que destacan sus enormes acumulaciones de sal, y una serie de morfologías de gran originalidad. Me llamó mucho la atención lo que parecían “túmulos”, ya descritos en los yesos de Sorbas. 

Este lago, con una superficie de 54 km2, tiene su borde nororiental ocupado por  57 km2 de sales, que alcanzan 80 m de espesor. Es el lago de cota más baja en África, y el tercero del mundo en estas circunstancias.

El lago se alimenta de la escasa escorrentía superficial –las precipitaciones medias anuales apenas alcanzan 200 mm, mientras que la ETP es de unos 4.000 mm- de numerosas surgencias termales y, muy posiblemente, de la prolongación del Rift hacia el golfo de Aden y el océano Índico, a través de las numerosas fallas activas que jalonan a dicho Rift.

Enorme acumulación de sal en el brazo activo del Rift.
La concentración salina de las aguas de este lago varía entre 110 g/l en aguas abiertas y 348 g/l en la franja litoral, cercana a las grandes acumulaciones de sal y yeso.

El recorrido hacia dicho lugar se inicia en una carretera recta, en obras, surcada por una interminable caravana de camiones chinos muy nuevos.

Centro médico junto a la pista que va desde la capital
hasta el lago Asal.
Tras el desvío hacia el lago Asal, me quedé gratamente sorprendido de ver ondear las banderas española y andaluza, en medio de la nada, en lo que era un ambulatorio especializado en ginecología y pediatría que, al parecer, hacía una labor humanitaria digna de la máxima consideración. Reconozco que me sentí muy orgulloso. Quise hablar con el personal médico español, pero había una larga cola de pacientes.

Curioso "túmulo" en lo que parecen yesos segregados
durante la evaporación de la salmuera.
Tras la comida en la capital, visitamos la parcela experimental de Atar, donde 30 sondeos bombean 13.000 m3/día de agua potable, para abastecimiento a la capital. Agua captada en basaltos de distinta textura y estructura.

Numerosos sensores registran en continuo, en esta parcela, los parámetros hidrometeorológicos, incluida una estación de aforos, que mide las eventuales crecidas, ligadas a episodios lluviosos de alta intensidad.

En el recuerdo quedan las casi dos semanas de estancia, que constituyeron sin duda una experiencia muy interesante, difícil de olvidar.

apulido@ual.es

2 comentarios:

  1. Querido Rafael,
    Que precioso relato con epicentro en unas tierras que me parecen maravillosas y que por ello procuro visitar casi cada año.
    Me alegra saber que sigues al pie del cañon, curioseando, aprendiendo y disfrutando mientras dejas huella ,con tu cargado legado, por el mundo entero.
    Un abrazo
    Iciar Nebot

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    Respuestas
    1. Gracias, Iciar, por tu amistad y por tu mensaje. Pienso que son muchos los lugares del mundo que nos enamoran, y aunque a veces se nos pueda desgarrar el corazón, algo nos llevamos para incorporarlo en nuestras vivencias y recuerdos.
      Con todo el afecto

      Eliminar

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